Friday, April 06, 2007

_”Vidas filosóficas”, PRESENTADO POR TOMAS ABRAHAM, EDITORIAL EUDEBA, BUENOS AIRES, 1999, 490 PAGINAS.
Por Daniela Spósito
Por Daniela Spósito. Tomás Abraham ha modelado una imagen de sí como la de un desajustado cultural. Abraham se las arregla para compatibilizar esta faceta con sus múltiples compromisos: es profesor titular en la Facultad de Filosofía de la UBA; director de un seminario de aficionados a la filosofía; intelectual mediático que opina -regularmente-, sobre múltiples temas sociales y productor de ensayos, cuyo nivel teórico suele presentar importantes altibajos. “Vidas filosóficas” es una serie de ensayos sobre pensadores (buena parte de ellos no incluídos en el cánon de la tradición filosófica académica), realizados por un grupo constituido, mayoritariamente, por profesores universitarios que se reúnen -desde hace quince años-, alrededor de la figura de Abraham. La selección de los biografiados muestra una voluntad cierta de romper con los objetos de estudio ontológicamente preconstituidos por las fronteras disciplinarias. Un eclecticismo que se desliza epistemológicamente ejerciendo un efecto de corrimiento de los límites que definen el campo de lo filosófico. Y generando un escándalo aún mayor: no son grandes sistemas los que se piensan sino biografías. Lo que aquí interesa, lejos de ser la curiosidad por los detalles psicológicos de los retratados, son aquellos gestos mínimos que, a través una intensa construcción de sí, han ejercido algún efecto en la esfera de lo público: momentos de intersección entre un estilo de vida y una obra. La meditación filosófica es entendida como una práctica que implica una mirada radical sobre la vida misma: “la filosofía es una invención humana y depende de los límites de la posibilidad humana, puesto que un filósofo no tiene ninguna relación con un más allá, ni con el núcleo central del mundo de los mundos. El conocimiento de la totalidad no es una operatoria filosófica sino un sueño teosófico”, dice Abraham en la Presentación del libro y remata: “Una vida filosófica es una vida que necesita de la vida para vivir”. “Vidas filosóficas” se plantea en el marco del proyecto foucaultiano de pensar la filosofía como un ejercicio ético, en el sentido de una estética de la existencia: arte de la delimitación de nuevas subjetividades que excedan el marco previsible de las estructuras que las sujetan.
Como en la taxonomía de la enciclopedia china borgeana, esta conjunción de pensamientos produce un extraño efecto de dislocación, profundizado por las escenas elegidas para ser narradas: las cartas de Hegel a su bodeguero, el encuentro de Sartre con John Houston, los miedos profundos de Wittgestein, las obsesiones de Gombrowicz...
Textos de Hebe Uhart, Carlos Correas, Alejandro Rússovich y del mismo Abraham, entre otros, dan cuenta de las vidas filosóficas de Sartre; Séneca; Sócrates; Aristóteles; Maquiavelo; Kierkegaard, Horkheimer; Agustín; Foucault; Levinas; Platón; Hegel; Rousseau; Pascal; Simone Weil; Witgenstein; Gombrowicz; Unamuno; Arendt; Heidegger; Ortega; de Beauvoir, Maimónides; Bergson y Soros.

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